
Nous sommes ici grace a nos deux comperes israeliens rencontres lors du tour du sud lipez qui font du volontariat au parc Machia de Villa Tunari.
Ils nous avait parle de cet endroit gere par une association qui tente de reapprendre la loi de la jungle a des animaux ayant vecu en captivite. " Il y a des perroquets, des pumas, des singes, etc...". DES SINGES! Carlos avait eu son trip avec les chevaux, a mon tour avec les singes! Aussi de Villa Tunari nous ne connaitrons quasiment que ce parc dans lequel nous avons passe nos journees a jouer avec tous ces singes. Autant de grands moments de joies qui m ont fait oublier qu au meme moment des dizaines de races de moustiques me devoraient.

En el segundo encuentro con los monos uno termina cuestionándose aquello que descendemos del simio y sospechando que la cosa es más bien a la inversa, Darwin nos perdone. Y esto no se debe tanto a su comportamiento tan similar al humano sino más bien por sus gestos, por la fibra emotiva de su movimiento. Si bien se trata de simios que viven en íntimo contacto con el ser humano no deja de sorprender su capacidad inagotable para el juego, su necesidad de cariño (que buscan sin la aparatosa timidez humana) y el sentido de clan, de familia, que anima sus diarios rituales en el parque. Poco a poco el ambiente de Villa Tunari - que alberga, además de este santuario de vida, uno de los centros de narcotráfico más importantes del continente - se va desdibujando a nuestro alrededor para convertirse, únicamente, en esta maraña de arboles, tierra y monos del cual no deseamos ni podemos partir.
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