El más cochambroso de los buses que jamás haya surcado las rutas norteñas (y hay un par de titanes en esa categoría) nos englutió en Cachi para depositarnos, 4 horas después, en la bonita Salta Capital. Al subir no me esperaba gran cosa además de dolor, grandes dosis de dolor sentado en la picota que nos servia de asiento. Para nuestra gran sorpresa el paisaje se abrió en un interminable desierto (podías ver 20 km de ruta hacia adelante, sin otro obstáculo que breves cortinas de lluvia) y luego, al cruzar un cuello de altura, en el verde espectáculo de la Cuesta del Obispo, igualita a una serie de praderas irlandesas, en el hipotético caso que a las praderas irlandesas se les diera por elevarse 3200 metros sobre el nivel mar en pabellones acaracolados, laberinticos. Unos de los lugares más bonitos que he visto en Argentina, y eso, chauvinismo aparte, es un pedazo de elogio.
mardi 26 janvier 2010
Lundi 25 Janvier - Cuesta del Obispo
El más cochambroso de los buses que jamás haya surcado las rutas norteñas (y hay un par de titanes en esa categoría) nos englutió en Cachi para depositarnos, 4 horas después, en la bonita Salta Capital. Al subir no me esperaba gran cosa además de dolor, grandes dosis de dolor sentado en la picota que nos servia de asiento. Para nuestra gran sorpresa el paisaje se abrió en un interminable desierto (podías ver 20 km de ruta hacia adelante, sin otro obstáculo que breves cortinas de lluvia) y luego, al cruzar un cuello de altura, en el verde espectáculo de la Cuesta del Obispo, igualita a una serie de praderas irlandesas, en el hipotético caso que a las praderas irlandesas se les diera por elevarse 3200 metros sobre el nivel mar en pabellones acaracolados, laberinticos. Unos de los lugares más bonitos que he visto en Argentina, y eso, chauvinismo aparte, es un pedazo de elogio.
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